La asociación de plantas viene a ser el cultivo simultáneo de dos o más especies en lugares muy próximos para que se desarrolle entre ellas relaciones que pueden ser:
De defensa, la que se da cuando una o más especies segregan sustancias que actúan como repelente de plagas y protegen a una planta sensible. Por ejemplo la asociación de ajo con fresa.
De nutrición, cuando una o más especies capturan sustancias alimenticias del ambiente o del suelo y las movilizan cerca de sus raíces, en este caso la planta asociada se beneficia de estas sustancias. Por ejemplo la asociación de leguminosas (arveja, frijol, etc.) con cualquier hortaliza.
De sostén y de sombra, Cuando una especie sirve de apoyo para que otras plantas puedan trepar a través de ella o para proveerle de sombra debido a que el exceso de luz interfiere con su desarrollo. Por ejemplo la asociación de caigua y café con pacae u otro árbol en la selva.
Las dos primeras relaciones ya se explicaron anteriormente, la última se explicará en este artículo, pues necesariamente no todas las hortalizas requieren de algún apoyo o poca luz para continuar su crecimiento.
En primer lugar para que una hortaliza pueda crecer y desarrollarse sin problemas requiere de abundante agua y luz. El agua es necesaria pues se va a requerir en todo momento de su cultivo, pues para su cosecha se sigue regando de manera normal para que el producto cosechado pueda obtener mayor peso; la luz es necesaria para el desarrollo porque a través de la fotosíntesis va a producir el alimento necesario para la planta para que pueda desarrollar mas hojas, flores y frutos, por ello si durante el crecimiento de la hortaliza ocurre una falta de luz es muy probable que dicha planta produzca pocas hojas, flores y frutos.
El principal problema de asociar árboles frutales con hortalizas se basan principalmente en la regulación de la cantidad de agua, luz y espacio para ambas especies, el detalle de cada elemento es el siguiente.
El agua
La mayor parte de hortalizas requieren abundante cantidad de agua durante todo su periodo de vida, salvo algunas excepciones como la papa y el espárrago que requieren un periodo de corte de agua (agoste) para madurar. Por otro lado los árboles frutales se dividen en dos tipos según su frecuencia de riego:
Los siempreverdes, que durante todo el año están en crecimiento y por ende van a requerir de riego continuo. Los ejemplos de estos frutales son: Palto, mango, cítricos, etc.
Los caducifolios, que durante un periodo del año requieren de un corte de agua (agoste) para estimular el brotamiento de yemas. Los ejemplos de estos frutales son: Manzano, Pera, vid, durazno, etc.
Si se trata de asociar las hortalizas con frutales se debe pensar que el riego que se aplique a las primeras va a ser aprovechado por los segundos, por lo que pensando en no alterar el desarrollo normal de ambas especies se debe planificar las siguientes asociaciones:
Durante todo el año: Hortalizas – Frutales siempreverdes
Durante primavera - verano: Hortalizas – Frutales caducifolios*
*Se debe realizar sólo durante la época en que el frutal se riega de forma normal, en donde se puede sembrar cualquier hortaliza.
Ahora que ya se sabe que árboles frutales se pueden asociar con hortalizas, se puede recomendar evitar usar paltos en asociación porque son muy susceptibles al exceso de agua, lo que les produciría pudriciones de las raíces y la posterior muerte; lo que si se recomienda es el uso de cítricos, los cuales durante la época de floración despiden un fuerte aroma que atrae abejas y otros insectos que ayudan en la polinización de las flores y la formación de mayor cantidad de frutos.
La luz
Este elemento es indispensable para que las plantas y los árboles puedan realizar la fotosíntesis para poder elaborar sustancias nutritivas para la formación de hojas, flores y frutos. Por ello, se debe tener cuidado que al planificar una asociación las ramas de los arboles no produzcan sombreamiento sobre las hortalizas.
Las especies frutales que crecen con mayor rapidez y pueden sombrear son el palto y el mango. Sin embargo, las otras especies también son susceptibles de crecer rápidamente si es que encuentran todas las condiciones necesarias para ello (abonamiento, riego, cuidados, etc.). Las únicas formas de evitar este problema es a través de podas continuas (eliminación del exceso de ramas a través de cortes) y con una adecuada planificación de distanciamientos, evitando sembrar hortalizas a una distancia menor de 1.2 m. del tallo del árbol frutal.
Las podas se deben realizar de manera horizontal (evitando que las ramas crezcan sobre las hortalizas) y vertical (evitando alturas superiores a los 3 m. porque evitan el paso de la luz).
El espacio
Un adecuado distanciamiento evita la competencia entre las plantas por luz, agua y nutrientes; cuando se asocia las hortalizas con los árboles frutales se debe considerar esa premisa.
En primer lugar el distanciamiento entre árboles frutales no debe ser menor de 3.0 m. entre tallo y tallo; ello evitará que se produzca sombras debajo de estos. La distancia entre árboles y hortalizas no debe ser menor de 1.2 m. porque las ultimas desarrollarán problemas de etiolación (alargado de tallos y hojas por falta de luz) y porque las raíces absorbentes de nutrientes de los árboles (que están en los primeros 30 cm. de profundidad del suelo) no interferirán con el desarrollo de las raíces de las hortalizas. Para evitar este problema también se realizan podas del exceso de ramas lo que ocasiona que se regule el crecimiento de raíces debajo del suelo.
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