Siempre cuando llega el invierno notamos que las plantas que con mucho esfuerzo hemos cultivado en el biohuerto o en macetas empiezan a reducir y en algunos casos a detener su crecimiento, por ello nos solemos hacer esta típica pregunta y en muchos casos la respuesta es culpar a la falta de abonos o fertilizantes a través de comentarios como: Le falta más abono, no ha tenido muchos fertilizantes o incluso le ha faltado buena tierra; Sin embargo muy pocos relacionan este hecho con las bajas temperaturas.
Las plantas como todo ser vivo que necesita crecer y desarrollarse, tiene que realizar actividades metabólicas (reacciones químicas) que van a ayudar a la formación de sustancias nutritivas y energía. Las sustancias nutritivas van a ser transportadas por todas las partes de la planta utilizando la energía producida. Para el correcto desarrollo de estos procesos se requiere de varios factores:
- Agua
- Sustancias minerales presentes en el suelo
- Iluminación
- Alta temperatura durante el día y baja durante la noche
De todos estos requerimientos los dos últimos son más difíciles de controlar, a menos que se cuente con invernaderos especiales capaces de mantener estas condiciones en los niveles deseados; Sin embargo, como en muchos casos no se cuenta con esta infraestructura se tiene que depender de las condiciones climáticas.
Las condiciones climáticas en invierno se manifiestan con una reducción de la temperatura (en la costa peruana llega a registrar temperaturas mínimas de 13 – 15°C), presencia de nubosidades, periodos de iluminación más reducidos (días más cortos) y un exceso de garúas y humedad elevada.
Ante todas estas condiciones las plantas reaccionan reduciendo su crecimiento y desarrollo pues las reacciones metabólicas requieren de calor para acelerar sus actividades y ante la falta de este lo que ocurre es una desaceleración, por ello es que durante el verano las plantas e incluso los animales crecen más rápido pues el calor del ambiente acelera las reacciones de crecimiento y desarrollo. Además por la presencia de nubosidades excesivas se reduce la calidad de la iluminación, por ello se reduce la capacidad de fotosíntesis de las plantas y al reducirse este proceso no se puede obtener la cantidad de energía suficiente para cumplir con todos los procesos metabólicos; como consecuencia de todo esto se produce un incremento del periodo de germinación de semillas y de crecimiento de plantas, además de mayor tiempo en pasar del estado de crecimiento al estado de floración y fructificación.
En el siguiente cuadro se puede observar que para el caso de las hortalizas, mientras la época de siembra se encuentra mas cercana al invierno mayor será el periodo de cultivo y mas se demorará en entrar a cosecha.
Formas de minimizar el impacto de las bajas temperaturas:
- La forma más recomendada y utilizada en todo el mundo es el cultivo dentro de invernaderos, los cuales son capaces de mantener la temperatura elevada en su interior a través de varios mecanismos, logrando un mejor crecimiento y desarrollo de las plantas. Asimismo, para reducir costos se suele construir invernaderos simples y caseros con plástico y palos, los cuales se colocan sobre los campos o sobre cada planta del cultivo; los más conocidos son los túneles de plástico, botellas sobre cada planta, etc.
Coberturas plásticas sobre los cultivos
- Para mantener uniforme la temperatura del suelo y favorecer la germinación de semillas se suele cubrir con coberturas vegetales (pastos podados, restos de ramas y hojas de árboles, paja, etc.) e incluso con plásticos o bolsas fijadas con piedras o estacas.
Cobertura vegetal sobre el suelo
- Se puede manejar la época de siembra adelantándola o retrazándola de modo que la etapa de crecimiento coincida con la presencia de temperaturas moderadas o altas; o cultivar plantas solamente en épocas cálidas, según sea el caso.
- Si el cultivo ya se encuentra en crecimiento se debe abonar, pero no al suelo, pues por las bajas temperaturas la absorción de las raíces y su transporte por toda la planta va a ser mínimo; por ello se debe utilizar abonos foliares (abonos líquidos), capaces de ser aplicados a las hojas, de modo que puedan ser absorbidos por ellas fácilmente y así evitar el gasto de energía. Entre los abonos foliares más conocidos destaca el biol, elaborado de restos orgánicos de la crianza de animales y del cultivo de plantas.
Aplicación de biol sobre las hojas